Este blog se ha acabado...
Parece increíble que fuera hace ya un año cuando empezó toda esta
aventura. Hace ni más ni menos que 365 días me senté a la luz de
mi flexo para crear este pequeño espacio literario.
Fue algo tan espontáneo que me cuesta creer que hoy, un año
después, pueda decir que he cumplido lo que me propuse, y más.
No solo he sido constante hasta el final y he conseguido respetar el
calendario de publicación —bastante :P—, sino que he
desarrollado el hábito de escribir con todo lo que ello conlleva. El
compromiso de escribir un relato cada dos semanas no solo me ha
ayudado a establecer un sistema de escritura efectivo para mí,
también me ha convertido en una cazadora de ideas, siempre al acecho
de una nueva historia.
Lo mejor de dejarse acompañar por la literatura, en cualquiera de
sus formas, es que acabas viviendo de otra manera. Desautomatización
lo llaman algunos. Leer y escribir no solo se trata de leer y
escribir. Es desautomatizarse. Es rebelarse contra la monotonía y
gritar ¡basta! Es dejarse llevar y reencontrarse con lo mágico. Es
descubrir el cuento que espera a ser contado. Es estar presente, es
volver a la vida.
Esta es la pinta que tenía el blog al principio
Y, por supuesto, la gran alegría de este viaje ha sido que no lo he
hecho sola. Una de las cosas más bonitas de toda esta historia ha
sido recibir vuestras opiniones y vuestros comentarios de ánimo. Ha
sido precioso. Gracias a este blog he podido experimentar la
emoción de saber que tu texto va a ser leído. Y no podré
agradeceros lo suficiente ni expresar lo mucho que para mí han
significado todos vuestros mensajes y visitas. En muchas ocasiones el
saber que había alguien ahí al otro lado de la pantalla ha sido lo
que me ha hecho seguir adelante con el proyecto y dar lo mejor de mí.
Muchísimas gracias.
Algunas de las joyas que me habéis dejado
Las sorprendentes e internacionales estadísticas entre bastidores
Y sin más, para despedirme quiero compartir con vosotros un
fragmento de Mario Vargas Llosa sobre la ficción. Desde que lo
descubrí, siempre me arranca un suspiro:
«Gracias a los embustes de la ficción la vida aumenta, un hombre es
muchos hombres, el cobarde es valiente, el sedentario nómada y
prostituta la virgen. Gracias a la ficción descubrimos lo que somos,
lo que somos y lo que nos gustaría ser. Las mentiras de la ficción
enriquecen nuestras vidas, añadiéndoles lo que nunca tendrán,
pero, después, roto su hechizo, las devuelven a su orfandad,
brutalmente conscientes de lo infranqueable que es la distancia entre
la realidad y el sueño. A quien no se resigna y, pese a todo, quiere
lanzarse al precipicio, la ficción lo espera, con sus manos cargadas
de espejismos erigidos con la levadura de nuestro vacío: "Pasa,
entra, ven a jugar a las mentiras"».
Mario Vargas Llosa, Kathie y el hipopótamo
Gracias a todos los que habéis formado parte de A la luz del
flexo. Feliz Día del Libro y que nunca dejéis de jugar a las mentiras...
Fin