25 de junio de 2014

Esa voz


¡Hola, aprendices!

Aquí está la siguiente página de Mi cuaderno y esta vez se trata de un breve diálogo entre dos personajes. Para escribirlo me he inspirado en la película dirigida por David Fincher Fight Club (1999). Si os gusta el cine os la recomiendo encarecidamente —y si no os gusta, también—. Me ha hecho reflexionar mucho y supongo que parte de esas elucubraciones han producido el fragmento que estáis a punto de leer. Sé que esta página es bastante corta, pero he preferido sacrificar esta vez la extensión por la intensidad; espero haberlo conseguido. Sin más, espero que lo disfrutéis:


«And then, something happened. I let go. Lost in oblivion. Dark and silent and complete. I found freedom. Losing all hope was freedom».
Fight Club (1999)


-Esa voz-

—Si sigues viniendo con estas heridas acabarás mal, chico. Me sorprende que no hayas perdido ya el oído con este golpe. ¿Por qué lo haces?
—Cuando peleo no escucho la voz en mi cabeza. ¿Sabe a qué me refiero, doctor? A esa voz que me dice que soy un perdedor, que me recuerda que me rendí en el instituto, que no he conseguido nada de lo que poder sentirme orgulloso, que la perdí. A esa voz que me pregunta a cada paso que doy lo que ya no sé responder: «¿por qué sigues si estás vacío, si no te queda nada?».
Cuando peleo llega un momento en que me falta el oxígeno y solo puedo pensar en sobrevivir, en esquivar el próximo golpe. Y es entonces cuando esa voz se apaga.
—Pero tienes tiempo para hacer lo que quieras: eres joven. ¿Es que no te duele?
—Solo siento dolor. Pero siento.



No dudes en contarme en los comentarios qué te ha parecido, en decirme si te ha gustado o no. Para aquellos que no sepáis inglés aquí va una traducción “de estar por casa” de la cita del principio: «Y entonces, algo ocurrió. Me dejé ir. Perdido en el olvido. Oscuro y silencioso y completo. Encontré la libertad. Perder toda esperanza significó la libertad».

¡Hasta la próxima!


13 de junio de 2014

Noticias: ¡Verano!


   ¡Hola, aprendices!

   Ahora que llegan las vacaciones quería avisaros de que voy a publicar únicamente las entradas de Mi cuaderno. En septiembre, con las pilas bien cargadas, retomaré el calendario de publicación habitual.
    Descansad mucho, leed y disfrutad de las vacaciones, que para eso están.

   ¡Hasta la próxima página de Mi cuaderno!

11 de junio de 2014

Érase una vez un cuento (II)

 ¡Hola, aprendices!:
¡Ya ha llegado el día! Hoy vuelve Miau el ratón para contarnos el final de la historia que empezó a contarnos en la entrada Érase una vez un cuento (I), y esta vez viene con sorpresa al final.
Espero que os guste :)

Las aventuras de Miau, el ratón II

(...)

Menos mal que yo soy agente especial y no ningún pringadillo de primera línea, porque lo que pretenden los jefes es que los agentes atraviesen un campo de minas y que el ganador se proclame cuando este haya tocado la flauta que habrá al final del campo. No he oído semejante chorrada en mi vida. ¡Un campo de minas! Ningún agente llegaría en una carrera vivo; es una misión suicida. Pobres de los pringados a los que les toque competir, pero en fin, las órdenes son las órdenes.
Bueno, eso es precisamente lo que me acaba de decir mi comandante hace unos cinco minutos: “Va a ser usted nuestro representante y las órdenes son las órdenes, no hay peros que valgan”. Por muy bien que me hayan ido las cosas desde que soy agente especial, sinceramente, prefiero ser el que prueba el queso antes. ¡Recórcholis, quién me mandaría a mí ser el responsable de la brillante trampa de los ovillos de lana! Ahora yo soy el mejor” y debo demostrarlo porque de lo contrario seré expulsado y todos los ratones serán esclavos de los gatos… ¡Yupi…!
Ya han pasado dos días desde que me comunicaron mi misión suicida y aquí estoy, en el campo de minas, esperando a mi contrincante. No quiero ni imaginarlo… Será un gato del tamaño de un puma con grandes colmillos y garras, y yo... pues yo soy el ratoncillo al que aplastará en un abrir y cerrar de ojos. Todos se reirán de mí y los tendré que aguantar —si es que salgo vivo de esta, claro—.
¡Ya llega! Está rodeado de un corro de otros gatos. No lo veo. Menudo creído, parece un boxeador entrando al ring con su equipo alrededor para que no lo vea nadie antes de machacar a su enemigo… Ya se apartan…Casi le veo… ¡Una gata! ¡Es una gatita! Ni siquiera me toman en serio…
Acaba de sonar el disparo de salida y ella ya me lleva varios metros de ventaja. Es muy rápida y ágil. Corre como si se deslizara sobre el hielo. Tiene un pelaje del color del chocolate y unos ojos verdes como dos esmeraldas…Pero, ¿qué estoy haciendo? Estoy a punto de explotar y pienso en una gata… Me estoy volviendo tarumba. Tengo que concentrarme; esquivo una bomba con cuidado, una pata aquí, la otra allá, cuidado con la oreja… ¡Pero qué es lo que veo! ¡Está a punto de pisar una bomba!
-¡No! ¡Cuidado! —le grito a pleno pulmón—.
Me oye y rápidamente esquiva la bomba; menos mal. Sigo corriendo, pero ella es más rápida y gana… No era de extrañar…He fallado.
Me tomo mi tiempo para volver porque ya no tengo prisa, por mi culpa los ratones serán esclavos y yo seré desterrado a la gran ciudad donde los ratones son vagabundos que viven en los cubos de basura. ¡Qué triste! Aunque me lo merezco. He fallado .Me quedan dos pasos para llegar y enfrentarme al destino y, para mi desgracia, ya he llegado...
¿Qué? Los gatos y los ratones se están dando las patas y algunos incluso se abrazan. Cuando me han visto me han aplaudido. Estarán borrachos porque no me lo explico... De repente el Gran Jefe Gato viene a saludarme:
-Minina me ha contado cómo la salvaste. Te estaremos eternamente agradecidos. Ella es mi hija y no sé lo que haría sin ella. En recompensa hemos firmado un acuerdo de paz y ahora trabajaremos juntos para mantener este parque en orden. Minina y tú patrullaréis juntos y se os entregarán unas medallas. Gracias, agente Miau. Por cierto, bonito nombre.
Bueno, al parecer me ha ido bien al final y encima voy a estar con Minina todos los días, ¡qué bien! Ya no me puedo quejar, no me han dado el trabajo sucio esta vez.



Y ahora sí, colorín colorado, este cuento se ha acabado. Muchas gracias por haberlo leído y, por supuesto, a María Agulló, que ha colaborado conmigo haciendo la genial ilustración de este cuento. ¡Nos vemos pronto!

1 de junio de 2014

George Orwell


   La "cita" de esta semana es algo diferente. Un día se me ocurrió la idea de intentar borrar los límites entre el arte plástico y la literatura mediante la tipografía y los colores, y he aquí el resultado.

   Ya que el texto ha sido extraído del primer capítulo de la —muy recomendable— novela 1984, de George Orwell, he decidido incluir esta ¿cita?, ¿dibujo? en la sección de La cita de la semana. 

   Quizás siga investigando las posibilidades de la tipografía más adelante... De momento, espero que os guste :)

   Consejo: da dos o tres pasos hacia atrás para ver mejor la cara del Gran Hermano.