¡Hola, aprendices!
Hoy os traigo un relato cuyo proceso de escritura fue muy divertido.
Espero que os animéis y me contéis vuestra opinión:
-Hasta que se demuestre lo contrario-
Cuando cree estar sola abre sus piernas y lo recibe entre sus
rodillas. Necesita acomodarlo sobre su esternón, justo sobre la
línea que asciende desde el escote, para poder mantener el
equilibrio. Sólo cuando sus cuerpos se han fundido en uno, comienza
el movimiento.
Ella marca el tempo a piacere: lento, andante,
allegro, prestissimo… Todo su cuerpo es partícipe
del ritmo que arranca desgarradores gemidos a su acompañante y, sin
embargo, son sus manos las principales culpables de tal estruendoso
recital. La izquierda recorre su mástil rápida y precisa ejecutando
cada cambio de posición elegantemente, acariciándolo. Mientras
tanto, la derecha atraviesa su cuerpo en perfectas perpendiculares,
más o menos agresivas según la intensidad del éxtasis.
A veces él roza, accidentalmente, el lóbulo de su oreja izquierda.
Es entonces cuando ella constata que ha llegado el final, que el
cansancio de tan vehemente actividad comienza a hacerse notar, y se
separa de él.
Yo disfruto mirando. Aunque sé que lo detesta, adoro espiarla desde
la cocina mientras toca su violonchelo.
Y yo me sentía tan Nelson mientras lo escribía... :P
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=amg5oDtLWDw