12 de noviembre de 2014

Hasta que se demuestre lo contrario


¡Hola, aprendices!
Hoy os traigo un relato cuyo proceso de escritura fue muy divertido. Espero que os animéis y me contéis vuestra opinión:
-Hasta que se demuestre lo contrario-

Cuando cree estar sola abre sus piernas y lo recibe entre sus rodillas. Necesita acomodarlo sobre su esternón, justo sobre la línea que asciende desde el escote, para poder mantener el equilibrio. Sólo cuando sus cuerpos se han fundido en uno, comienza el movimiento.
Ella marca el tempo a piacere: lento, andante, allegro, prestissimo… Todo su cuerpo es partícipe del ritmo que arranca desgarradores gemidos a su acompañante y, sin embargo, son sus manos las principales culpables de tal estruendoso recital. La izquierda recorre su mástil rápida y precisa ejecutando cada cambio de posición elegantemente, acariciándolo. Mientras tanto, la derecha atraviesa su cuerpo en perfectas perpendiculares, más o menos agresivas según la intensidad del éxtasis.
A veces él roza, accidentalmente, el lóbulo de su oreja izquierda. Es entonces cuando ella constata que ha llegado el final, que el cansancio de tan vehemente actividad comienza a hacerse notar, y se separa de él.
Yo disfruto mirando. Aunque sé que lo detesta, adoro espiarla desde la cocina mientras toca su violonchelo.


1 comentario:

  1. Y yo me sentía tan Nelson mientras lo escribía... :P

    https://www.youtube.com/watch?v=amg5oDtLWDw

    ResponderEliminar

¡Anímate a comentar! Responderé lo antes posible :)