1 de octubre de 2014

Albatros


¡Hola, aprendices!

Hoy os traigo un nuevo relato. Espero que os guste y, como siempre, os espero en los comentarios atendiendo a vuestras opiniones y sugerencias. Ahí va:

-Albatros-

Cuenta la leyenda que allá, en lo alto de esa colina, solían despedirse dos amantes. Cada invierno él se enrolaba en un barco mercante. Era poeta. Ella lo esperaba allí donde se habían separado velando por su regreso y susurraba al mar plegarias, palabras de amor y de amargura. El marino las sentía en el viento y así, anhelantes y enamorados, sobrevivían hasta que el albatros lo traía de vuelta... pero un año el ave marina ya no le devolvió a su poeta.
El pueblo vistió el luto. Su padre, su madre, amigos..., todos trataron de hacerla volver a casa, pero ella jamás se marchó. Los días, las semanas, los años pasaron y ella lloraba y lloraba frente al mar implorando al albatros. Su piel se oscureció y se cuarteó, su pelo creció y se enredó en la hierba. De este modo, poco a poco, se enraizó en lo alto de la colina, y ya nunca pudieron arrancarla de allí.
Las gentes se preguntaban adónde habría ido aquella mujer y cómo había aparecido allí ese sauce. Nunca se acercó nadie; decían que estaba maldito. Moriría por sí solo porque no tenía agua suficiente para sobrevivir, pero ella lloraba y lloraba frente al mar implorando al albatros, por lo que sus lágrimas se convirtieron en alimento mientras esperaba a su poeta.
Cien años pasaron hasta que cesó su llanto, y fue entonces cuando una tormenta quebró el tronco seco del salce, que cayó astillado, exhausto, rendido. Esta vez nadie vistió de negro. Ya nadie recordaba a los amantes que solían despedirse allá en lo alto de esa colina. Ya nadie recordaba a la mujer que esperó y esperó hasta convertirse en saz. Nadie salvo un albatros, que derramó una lágrima sobre el corazón roto del sauce y levantó su vuelo para narrar esta historia a los navegantes de alta mar.


2 comentarios:

  1. Interesante final. Me da la impresión de que te has inspirado en la canción de Maná, puede ser?
    Enhorabuena por los relatos, se la inversión de tiempo que requiere, pero ahí sigues. Sigue así.
    Tu fan número uno

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    Respuestas
    1. ¡Hola! Sí, reconozco que el muelle de San Blas me inspiró para este relato, muy buen ojo :)
      Muchísimas gracias por lo que has dicho. Es muy motivador saber que otras personas reconocen el esfuerzo que esto supone, pero lo hago más que encantada porque sé que siempre hay alguien al otro lado que me lee. Muchas gracias.
      Un abrazo

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